SOBREPUESTO

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Y el Sobrepuesto ya nunca volvió a ser todo negro...

Se cuenta que una noche los pájaros organizaron una gran fiesta desobedeciendo a  Nguenechén, quien había dispuesto que la noche era para dormir.

Una vez que estuvieron seguros que éste estaba profundamente dormido, comenzó la farra. Se congregaron debajo de unos Pehuenes llenos de Piñones, al amparo de los Michay.

El Chingolo, la Diuca y el Jilguero eran los trovadores que animaban el baile acompañados por el ritmo rápido y alegre que imponía el Carpintero. El Tero y la Bandurria entre pieza y pieza, eran los encargados de avisar si se acercaba el Zorro atraído por el alboroto.

El Fiofío y el Diucón trajeron bichitos, lombrices y otros manjares. La Cachaña trajo frutos, bayas y semillas exquisitas que cosechó durante todo el día.

Como siempre, el Jote y el Chimango eran los encargados de la limpieza después de la fiesta, para que todo quedara igual y nadie se diera cuenta del acontecimiento nocturno.

La nota la dio el Sobrepuesto (que hasta entonces era totalmente negro) que trajo abundante chicha para saciar la sed que da el baile y que fue probando en el camino.

La fiesta era un éxito total, todos bailaban y comían. Pero como no podía ser de otra manera, la chicha comenzó a hacer sus efectos y los pájaros comenzaron a perder la compostura. El Sobrepuesto ya se había quedado dormido borracho panza abajo por ahí.

Fue tal el alboroto que generaron, que Nguenechén despertó sobresaltado por el griterío y lleno de ira encendió al volcán que con sus estornudos de fuego iluminó todo.

Entre una nube de tierra por el baile, de piedras de fuego que volaban por el aire y de plumas de los fiesteros que se chocaban con todo en su afán de huir y esconderse de Dios, fue que terminó prematuramente la fiesta.

El que llevó la peor parte fue el Sobrepuesto. Una piedra de lava encendida le cayó en la espalda mientras dormía la borrachera. Despertó sobresaltado con el fuego en el lomo y con vuelos, saltos, aleteos y corridas, alcanzó a tirarse al lago para apagar el incendio, confundido y sin entender nada hasta hoy.

Desde ese momento, el Sobrepuesto tiene las plumas quemadas del lomo y ya no es todo negro. Hasta hoy le dura el susto y no puede quedarse quieto porque recuerda el dolor de la quemadura. No se aleja del agua por temor a quemarse de nuevo.

A veces se le olvida un poco y se aleja de los lagos, ríos y lagunas. Pero en cuanto se acuerda vuelve otra vez a esos lugares. Por las dudas... 

Glosario:

Nguenechén: nombre de Dios de los mapuches, creador de todo. Da vida a los hombres, animales y plantas y dispone de todas las fuerzas de la naturaleza. Su casa está arriba, en el cielo y es de oro puro (quizá sea el sol). Los indígenas no saben si es hombre o mujer, aunque lo suponen parecido al ser humano, pero poseedor de una naturaleza puramente espiritual. 

Piñón: fruto de la araucaria (Pehuén). Formaban antiguamente una parte importante en la alimentación indígena. Se puede decir que los piñones ocupaban el lugar de las papas en la alimentación. Su sabor es parecido al de las castañas y los indígenas los comían cocidos, constituyendo por su riqueza en substancias hidrocarbonadas, su alimentación básica. 

Pehuén: (Aruacaria araucana Mol.) es un soberbio árbol considerado el más hermoso de los pinos cordilleranos. Eleva su copa con facilidad hasta los 30 o más metros. Sus ramas casi perpendiculares al tronco, le dan elegancia y vistosidad. 

Chicha: bebida alcohólica hecha generalmente en base a manzana, michay y otros. 

Michay: arbusto espinoso cuyo fruto es una baya negro azulado.


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